Las Olimpiadas de Verano del 2012 han oficialmente concluido, pero aún tengo en la retina, así como en mi DVR, las vivas imágenes de asombrosos atletas compitiendo por medallas. Esto me hizo pensar sobre el rol que la competencia juega en nuestras vidas. Empieza a temprana edad. Los padres de familia compiten para que sus hijos vayan a los mejores jardines de infantes. Una vez en la escuela, compiten por las mejores calificaciones. Esto a menudo es seguido de competencias para entrar en una banda, orquesta, conjunto de porristas, o equipo de deportes. Después competimos por trabajos, ascensos y aumentos salariales. Los vecinos compiten para ver quién tiene el mejor auto, el césped más verde, o los hijos más inteligentes.
La competencia está literalmente rodeándonos por todos lados. En Estados Unidos nos encontramos en medio de una competencia a nivel nacional, entre republicanos y demócratas, donde se gasta mucho dinero y se difama para ver quién será el próximo presidente. Los restaurantes compiten por comensales con promociones y happy hours. Desde que Wal-Mart y Amazon aparecieron, existe una competencia para determinar qué tienda o sitio Web tiene los precios más económicos.
Mis parientes incluso compiten para ver quién puede ahorrar más al comprar un televisor de pantalla grande; lo cual creo es ya exagerar un poco. ¡No me malinterprete! A todos les gusta una buena oferta, y me incluyo. Pero tratar de pagar el mejor precio posible puede tener un lado negativo, especialmente cuando los fabricantes o distribuidores reducen los precios al mínimo para luego no ofrecer el servicio y soporte requeridos.
Para algunos productos y servicios, el precio no debe ser el único factor en una competencia. Conseguir el abogado o doctor más barato, por ejemplo, puede no dar como resultado la mejor solución. Lo mismo se aplica en la compra de una impresora de formato grande. Para una versión humorística de lo que puede suceder, vea nuestro video Shop on the Left, Shop on the Right (“la tienda de la izquierda, la tienda de la derecha”). ¿En verdad vale la pena complicarse la vida tratando de encontrar el precio más bajo y luego descubrir que no hay nadie con quién hablar si se tiene preguntas o si aparece un problema? Hace algunos años, la compañía de computadoras Dell perdió una buena parte del mercado informático por este mismo motivo.
Roland DG podría vender más impresoras de las que ya vendemos si lo hiciéramos en Amazon, o a precios tan bajos que nuestros distribuidores no podrían recibir dividendos. Pero eso sería en el mejor de los casos una actitud sin visión de futuro. Además de invertir en nuestros productos para hacerlos más durables y confiables, invertimos en nuestros distribuidores capacitándolos para reparar y vender nuestras impresoras, cortadoras, grabadores y fresadoras. Esperamos que nunca tenga un problema con su dispositivo Roland DG; pero si lo tiene, ¿no es bueno saber que hay alguien que le puede ayudar?
Por último, pero no menos importante, también invertimos en los usuarios Roland DG brindándoles talleres prácticos, seminarios en línea semanales y gratuitos, y una gran variedad de artículos y videos con consejos y trucos para ayudarles a competir mejor en el mercado actual. Porque la pura verdad es que a más éxito tiene usted, más éxito tenemos nosotros.
